4/6/09

¿ESTAS SOLO O SOLA?

Queridos jóvenes, en esta ocasión trataremos un tema que a través de los siglos y las culturas ha sido siempre vigente como lo es la soledad. En los estudios anteriores, consideramos muy a vuelo de pájaro, algunos aspectos referidos al noviazgo y la elección de la pareja, pero sería injusto si no dedicásemos un espacio a ese gran sector que muchas veces se margina y que justamente son los solos y las solas. Hoy en día hay programas de encuentro y ayuda para este grupo porque aún dentro de la sociedad moderna esto es considerado un mal que si no está bien canalizado, puede traer serias consecuencias para la vida. Pero: ¿qué de la soledad dentro de la familia de la fe?, ¿es buena o es mala?. Esta charla está dirigida por ejemplo a los que han interpretado como la buena voluntad de Dios para sus vidas el celibato, o dicho de otra manera el permanecer soltero o soltera por el resto de sus vidas.

También está dirigida a los que no apuestan más por el amor porque experiencias amargas y desilusiones amorosas han hecho de lo que fue en un tiempo un corazón fértil, con sentimientos nobles y que creía en el amor, un campo árido y estéril donde hoy toda nueva semilla de ilusión que le arroje la vida como una nueva oportunidad, es rechazada airadamente vez tras vez. Y también está dirigido este espacio para aquellos jóvenes de edad avanzada que si bien todavía creen en el amor y están abiertos a considerar una nueva oportunidad, ven como sus esperanzas se agotan con el paso de los años y comienzan a dudar acerca de si Dios les dará la pareja o no.

No importa cuál de estos tres sea tu caso, la soledad puede ser un arma del diablo para perturbarte en cualquier momento que se lo permitas. Hay solos o solas que viven rodeados de gente pero son extraños para ellos y no tienen cabida en su mundo. Los hay en las oficinas repletas de gentes pero solos, los hay en las grandes familias, desconocidos conviviendo bajo un mismo techo, aún los hay en las grandes Iglesias, grandes ministerios y equipos de trabajo misionero, donde miles de cristianos en el planeta se sienten solos. Hay gente hiperocupada que ansía un momento de soledad y aislamiento en su día (que por cierto es muy aconsejable), y hay quienes desean alguien con quien hablar para romper la monotonía de ese aislamiento crónico en que viven hace años y no lo tienen, optando por terminar con su vida a través del suicidio.

Así que como vamos vislumbrando la soledad puede ser una buena opción o una compañera peligrosa en momentos críticos. Jesús tenía la saludable práctica de retirarse a lugares desiertos y solitarios para meditar y orar y aún se lo aconsejaba a sus seguidores. Esto lo encontramos por ejemplo en Mateo 14:23; Marcos 6:46; Mateo 26:36; Marcos 14:32; Marcos 1:35 y otros tantos textos que muestran a un hombre como Jesús que en los momentos críticos se aislaba del mundo que lo rodeaba no para sumirse en un autismo masoquista sino para echar su ansiedad sobre quien cuidaba de Él. En Hechos 20:13 el apóstol Pablo prefiere la tranquilidad de un viaje por tierra a un agitado viaje en barco rodeado de gente, Juan el Bautista se aisló de la sociedad de aquel entonces para prepararse para el amplio ministerio que le esperaba y tener una perspectiva correcta de la obra precursora que tenía por delante, Abraham, el padre de la fe, pasó la noche solo en busca de la dirección de Dios y en Mateo 6:6, Jesús habla de las ventajas de un aposento cerrado, a solas. Pero también Jonás, otro profeta, se apartó a solas pensando en el suicidio como se narra en el capítulo 4:3-5: "ahora pues OH Jehová te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. Y Jehová le dijo: ¿haces tu bien en enojarte tanto?. Y salió Jonás de la ciudad y acampó hacia el oriente de la ciudad y se hizo allí una enramada y se sentó debajo de ella". Aún Elías se aisló víctima de la depresión y el miedo por una mujer en 1ª Reyes capítulo 19 y echado debajo de un enebro en la soledad del desierto deseó la muerte. Moisés eligió la soledad y el aislamiento en Madián luego de un fracaso en el método de ejecutar la voluntad de Dios.

Así que como vemos la soledad no necesariamente es el producto de la ausencia de compañía sino más bien un estado de ánimo que puede ser saludable en ciertas circunstancias o peligrosa en otras. Es una actitud del alma no tanto producida por situaciones externas sino más bien por emociones internas. De la soledad han salido grandes hombres como el gran rey David que se formó en la soledad de una vida pastoril con la única compañía de sus ovejas y su arpa, o el fiel Amós que fue tomado, según su autobiografía, de detrás del ganado recogiendo higos silvestres.
Pero también de la soledad pueden salir grandes traumas. ¿Qué cosas pueden producir en mi la soledad y el confinamiento?. Bueno, puede ser producida por marginación del medio ambiente, muchas veces marginación que yo mismo me busco como lo fue el caso del endemoniado Gadareno que, apartado e la sociedad vivía solo en los sepulcros. Muchas veces es por orgullo y testarudez como el grano de trigo de Juan 12:24 que si no cae en la tierra y muere queda solo. A veces por defender la verdad, como le sucedió al apóstol Pablo desamparado y solo en su 1ª defensa, o por malas decisiones como la soledad en el chiquero del hijo pródigo que abandonó voluntariamente la compañía del hogar. O por voluntad de Dios como fueron los últimos años de Pablo y Juan presos en Roma y en Patmos respectivamente desde donde escribieron cartas inmortales. Ahora bien tu dirás: sí pero toda la lista de ejemplos que me acabas de mencionar son totalmente ajenos de mi realidad, mi problema es otro, la soledad que me persigue es producto de mi propia marginación o por la falta de una persona que me entienda y me contenga o por alguna de las tres causas que mencionamos en el comienzo: celibato, desengaño o por prolongarse el tiempo de espera. Te animo a que puedas seguir con nosotros estudiando las próximos estudios sobre este tema que tratarán sobre la convivencia con la soledad, los beneficios del celibato y las tentaciones de este estado.

Es difícil aceptar la idea del fantasma de la soledad en la experiencia del cristiano que ha conocido un amigo como Jesús. Dice David en el Salmo 37:25 que no ha visto justo desamparado; en el versículo 28 dice que Jehová no desampara a sus santos, en 2ª Corintios 4:9 leemos: " perseguidos mas no desamparados", en Deuteronomio 31:6: "Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará". Pero ¿por qué tantos jóvenes creyentes viven acosados por el miedo de quedarse solos?. Como para anticipar algo de lo que vamos a desarrollar a partir del próximo estudio decimos que cuando mi experiencia con Jesús es satisfactoria y deleitante, cuando mi devocional diario es la forma de conocernos más con mi Dios cuando puedo decir con el salmista: "no existe bien para mí que esté fuera de mí", es allí cuando todo sentimiento de soledad, incomprensión y abandono quedan ahogados en el infinito mar del amor de Dios hacia mí, y es allí cuando aquella soledad aún presente se torna en una herramienta útil en manos del maestro en pro de mi perfeccionamiento. Sin embargo, cuando la experiencia de mi vida cristiana ha sido cambiada gradual y sutilmente por el enemigo en una realidad plagada de desesperanza, e insatisfacción, la soledad pasa a ser nuevamente ese fantasma que asedia noche y día. Pero aún ahí, querido amigo o amiga, solo o sola, aún allí, si miras con los ojos de la fe podrás ver a Dios y sentir la mano de Aquel que cargó hace 2000 años tu soledad en la cruz al gritar: " Dios mío, ¿por qué me has desamparado?. Para que tu hoy no te sientas solo sola y confíes en quien suplirá todo lo que te falte porque es un Dios rico y, ¡ES TU DIOS!. Que el Señor te acompañe.

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