¿PARA QUÉ SIRVE EL SUFRIMIENTO?
“He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción. Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea profanado mi nombre, y mi honra no la daré a otro” (Isaías 48:11)
¿Sabía usted que hay pájaros que hunden su pechuga sobre un espino para poder cantar? ¿Qué los relojes a mayor presión al igual que las joyas más pulidas son de excelente calidad y de mayor precio en el mercado?
El pueblo de Israel sufrió por causa de su pecado contra Dios; su falta de fe y su infidelidad, hizo que el Creador lo sometiera a una férrea disciplina del sufrimiento para que confíe en Dios.
Pero no todo es por causa del pecado. El sufrimiento tiene el propósito de ser un pedagogo, un maestro que nos instruye y nos guía en la escuela del sufrimiento para que aprendamos a ser fieles a Dios.
Hay enfermedades que llevamos por años y algunas veces se muere con ella, para que seamos humildes. Vea el Apóstol Pablo que dice: “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltara, me fue dado un aguijón en la carne... tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:7,9)
El sufrimiento sirve para acercarnos a Dios, para ser sumisos a su voluntad, para poder consolar a otros, para madurar en la fe.El sufrimiento transforma al cónyuge duro y déspota en una persona amable y sensible.
A veces no debemos orar para que Dios quite el sufrimiento, sino discernir la voluntad de Dios y dejar que Él obre en nuestro carácter, en nuestra vida y espiritualidad. Dejemos que la misión de Dios sea parte vital en nuestro ministerio, al evangelizar, al cuidar la familia, la iglesia, la ecología y al aprender en el dolor para consolar a los que sufren.
REFLEXION:
El lloro durará un tiempo; luego vendrá el gozo.
El lloro durará un tiempo; luego vendrá el gozo.
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