16/11/09

BONITA REFLEXIÓN....

Todos los logros personales son superados tarde o temprano, las marcas se rompen, la reputación se desvanece y los homenajes se olvidan. Rick Warren
Mi hijo tenía como meta ser campeón de squash primero en su club en la capital del país donde vivimos y luego en su categoría. Lo logró y ganó algunos premios, y hace pocos días en el último trasteo apenas encontré uno de los primeros trofeos, empolvado, ya no está en un lugar importante en su repisa y creo que con los años puede terminar en cualquier rincón de la bodega o incluso en la basura.

Vivir para dejar un legado terrenal no es tan importante como edificar un legado eterno. No fuiste puesto en la tierra para ser recordado, sino para la eternidad. Y ese es el gran propósito del Cristianismo.

El tercer beneficio de una vida con sentido: Conocer tu propósito te prepara para la eternidad.
Llegará el día en que estarás ante Dios. Él hará un inventario de tu vida, un inventario final antes de que entres en la eternidad.
Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios. Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios.

Afortunadamente, (y es la buena noticia) Dios desea que todos pasemos este examen, por eso nos da las preguntas con anterioridad. Al leer la Biblia podemos imaginar que Dios nos planteará dos preguntas decisivas:
Primero ¿Qué hiciste con mi hijo Jesucristo?.

Dios no cuestionará tu trasfondo religioso, ni tu inclinación doctrinal, ni la manera en que le sirves. Lo único que tendrá relevancia será si aceptaste lo que Cristo hizo por ti y si aprendiste a amarlo y a confiar en él.

Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie llega al Padre, sino por mí.
Y la segunda pegunta que nos hará: ¿Qué hiciste con lo que te entregué? ¿Qué hiciste con tu vida, tus dones, talentos, oportunidades, dinamismo, relaciones y recursos que Dios te dio?
¿Lo gastaste todo en ti mismo o lo usaste para los propósitos para los que Dios te creó?.
Que bueno que estas dos preguntas nos ayuden a definir que guía realmente nuestra vida y ojalá a dejar de parecemos a las perinolas que giran para todas partes sin un propósito claro. De ser así, seguiremos cambiando de dirección, de trabajo, de relaciones, de iglesia, de amistades, esperando que cada cambio llene el vacío de tu corazón.

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