Señor, Tú nos quieres santos,
ayúdanos a lograrlo.
¡Son tantas las influencias
que se presentan a diario!
El mundo con su atractivo
trata siempre de apartarnos;
No permitas que nos toque,
enséñanos a cuidarnos.
Danos la sabiduría
que todos necesitamos
para poder discernir
entre lo bueno y lo malo.
La carne con sus sentidos
trata también de atraparnos,
tal parece que se olvida
que estamos crucificados.
Como Tú bien nos conoces
y nada pasas por alto
fue por eso que enviaste
al buen Espíritu Santo.
Ese gran Ayudador
que quiere siempre guiarnos;
nos ayuda en la oración
para que estemos velando.
Si en espíritu vivimos
y si en espíritu andamos,
no tenemos que temer
caminaremos triunfando.
Todo eso lo hace El
nosotros solo nos damos
en un sacrificio vivo
para poder agradarlo.
Reconozco, mi Señor
que eres Rey y soberano
sin tu ayuda, mi buen Dios,
nunca podremos lograrlo.
Abre los ojos, Señor,
despierta a tu pueblo amado;
hazle saber de una vez
que todo está preparado.
Cuando la trompeta suene
y Tú vengas a buscarnos
contigo solo se irán
los que se encuentren velando;
esos que se han mantenido
siempre fieles al Amado
guardando con mucho celo
un corazón puro y santo.
Porque Tú eres santo, Dios
y Celoso te has llamado;
hoy nos quieres advertir:
"¡Sed santos, pues YO soy santo!"
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